Objetivo 2015: Ganar la Democracia

Empezamos un nuevo curso que desembocará en una serie de procesos electorales: municipales y autonómicas en mayo y generales en noviembre (si no se adelantan), además de previsibles adelantos en Catalunya y Andalucía. Esta acumulación de procesos llega además en un momento político de cambio sin precedentes desde 1978.

Cuando en 2011 desmantelaron el campamento de Sol del 15M, muchos se apresuraron en vaticinar que ese movimiento estaba muerto. Lo cierto es que vivió meses de luchas internas y poco a poco sus reclamaciones se fueron apagando. Pero lo realmente interesante de este movimiento de indignación es su capacidad camaleónica. De hecho, el origen del 15M no es otra cosa que la confluencia de diferentes movimientos sociales que llevaban años con distintas reclamaciones (jóvenes por el derecho a la vivienda, pacientes reclamando sanidad pública de calidad, ciudadanos hartos de la corrupción y la falta de democracia participativa…).

Esa capacidad camaleónica y algo guadiana (aparece y desaparece pero está siempre ahí) fue la que dio lugar a las mareas ciudadanas (con gran éxito de la marea blanca en Madrid, que paralizó la privatización sanitaria) y es la que provocó una gran sorpresa en las pasadas Elecciones Europeas, al dar lugar a una caída del bipartidismo sin precedentes y al surgimiento de Podemos.

Es, por tanto, indispensable analizar la cronología de los movimientos sociales desde 2011 (e incluso antes) para entender la situación política actual de cambio. Errarían los dirigentes de Podemos si atribuyeran su éxito únicamente a una buena estrategia electoral y a sus capacidades personales. Podemos no es más que el prestatario de un apoyo surgido de los movimientos sociales que llevan años intentando provocar un cambio por medio de diferentes fórmulas.

Quedan aún 8 meses para las elecciones municipales (que son las primeras previstas en principio) y ya se están produciendo movimientos interesantes en muchas ciudades para dar un paso más. Se trata de crear candidaturas ciudadanas elegidas mediante primarias abiertas a la sociedad y con un programa elaborado por la ciudadanía, con gente proveniente de movimientos sociales y con el apoyo de partidos de izquierda.

Creo y deseo que, si estas candidaturas salen adelante, pueden ser las próximas depositarias del apoyo de esa ciudadanía indignada que salió a las plazas a reclamar “Democracia real YA”, no conformándose esta vez con obtener una representación simbólica, sino luchando por ganar las instituciones para devolverlas al servicio de la ciudadanía.

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