Por una Europa del Bienestar

Empezamos el año con un acontecimiento que nos afectará, más de lo que pensamos, en nuestra vida de los próximos años, las Elecciones al Parlamento Europeo del próximo 25 de mayo. Será el momento de decidir qué Europa queremos. Yo lo tengo claro: una Europa del bienestar, democrática, sostenible y solidaria. En éste y próximos artículos desarrollo qué significa esa idea.

Durante la segunda mitad del Siglo XX Europa se caracterizó por ser el principal espacio del bienestar en el Mundo gracias a que los Estados democráticos que surgieron tras la II Guerra Mundial se empeñaron en garantizar a sus ciudadanos servicios y derechos sociales. Sin embargo, estos Estados del Bienestar fueron muy desiguales, muy desarrollados en los países nórdicos, mientras que bastante deficitarios en el sur, por lo que en España nunca llegamos a un nivel suficiente.

Con la llegada de la contrarrevolución conservadora llamada “Neoliberalismo” todos los avances en asistencia social y sanitaria pública se pusieron en cuestión. Se inició un proceso privatizador de todos los servicios públicos y una limitación en el acceso universal y gratuito a estos servicios. Esta ideología se ha valido de la crisis económica como excusa para conseguir algo que venía décadas reclamando y no es más que el fin del Estado del Bienestar y su sustitución por un Estado Capitalista puro, donde cualquier servicio o prestación que alguien requiera sea suministrado por los mercados en vez de por el Estado (como ya comenté en un artículo anterior).

Aún estamos a tiempo de dar la vuelta a este proceso y apostar por una Europa del Bienestar, donde la sanidad, la educación, las pensiones y la ayuda a la dependencia sean derechos garantizados para cualquier ciudadano. La Unión Europea debe establecer un marco de prestaciones básicas, para que los Estados estén obligados a garantizar su prestación de forma universal, gratuita y pública.

Los jóvenes europeos, sobre todo los del sur, nos enfrentamos a la dura realidad del desempleo. Una gran parte de mi generación se ve empujada a la emigración para poder encontrar cualquier trabajo. Veo con mucha tristeza como se desaprovecha el talento de jóvenes, en los que se ha invertido recursos para su educación, que siendo ingenieros o teniendo varias licenciaturas tienen que irse fuera para poder trabajar, y encima, muchas veces en algo no relacionado a sus estudios. Incluso desde un punto de vista egoísta es un escándalo el despilfarro de recursos públicos formando a gente que luego no van a poder poner en práctica esos conocimientos aquí.

La UE no puede actuar con tiritas ante este drama. Se hacen necesarios programas de desarrollo industrial, con fuerte inversión en I+D+i y que vayan vinculados a las Universidades y centros de formación para poder aprovechar el talento generado. Europa no puede competir con China o India en costes laborales (como parece que pretende el Gobierno español), sino que debe hacerlo mediante la innovación y la formación.

Además, los europeos debemos ser conscientes de que si queremos que haya pleno empleo y a la vez, poder conciliar el horario laboral con el personal/familiar, tenemos que plantear una reducción de la jornada laboral que permita ambas cosas. Y en relación a esta redistribución del trabajo, también es inviable los actuales desequilibrios salariales en muchas empresas. Me parecería muy razonable que desde la UE se impusiera un ratio máximo de 12-1, es decir, que un trabajador no pueda cobrar en un mes más que otro trabajador de esa misma empresa en un año.

Por último, creo que desde el Parlamento Europeo se debe impulsar la llamada Renta básica europea, que sustituya a las diferentes modalidades de subsidio. Esta renta básica simplificaría el maremagnum de subsidios, que imponen numerosos requisitos y cuyo coste de gestión es mayor. La Renta básica europea garantizaría un importe mínimo (adaptado al nivel de precios de cada Estado) que todo ciudadano europeo tendría asegurado para subsistir, por lo que sería la mejor herramienta para luchar contra la pobreza y la desigualdad.

Éstas son sólo algunas de las propuestas e ideas que creo que se deberían llevar al Parlamento Europeo para conseguir una Europa del bienestar. En mi siguiente artículo desarrollaré algunas ideas para lograr una Europa democrática. Estaré encantado de recibir vuestros puntos de vista y comentarios sobre estos temas, porque Europa la debemos construir entre tod@s.

Por una Europa Democrática

Por una Europa Sostenible

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4 días en el corazón de Europa (II)

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En mi artículo anterior finalicé anunciando que seguiría desarrollando lo mucho que dio de sí el seminario al que asistí en Bruselas invitado por la Green European Foundation. No sólo aprendimos cómo funcionan las instituciones europeas y cómo se plantea la próxima campaña electoral. También profundizamos en temas que son verdaderos retos globales:

Energía: En estos momentos el desarrollo económico de Europa depende de fuentes energéticas externas. Esto, unido al evidente cambio climático que estamos produciendo por las emisiones de CO2, hacen necesario un cambio en el modelo energético europeo. En primer lugar es imprescindible la reducción del consumo actual mediante una mayor eficiencia energética, que además posibilita mejorar nuestra competitividad al reducir costes. Pero la UE también debe apostar de manera decidida por las energías renovables. Si se consideran todos los costes (directos e indirectos) las renovables son la fuente más barata de energía, pero además, crean más empleo que cualquier otra.

Evidentemente, en cada Estado europeo se debe apostar por un mix de renovables diferente, en función de las características naturales, pero la apuesta debería ser generalizada. Un buen ejemplo es Eslovenia, donde se ha adoptado un impuesto sobre la electricidad progresivo (paga más por kw quien más consume) para reinvertir esos ingresos en proyectos de renovables y eficiencia energética. Mientras, España, una vez más, va a contracorriente y legisla contra el desarrollo de las renovables y el autoconsumo eléctrico. Algunos piensan que es una utopía pensar en un futuro con 100% energía limpia, pero si miramos 10 años atrás, pocos se podían imaginar un avance tan rápido de las renovables.

– Economía: Si algo hemos aprendido en las últimas décadas es que el simple crecimiento económico no garantiza una mayor equidad. El crecimiento descontrolado es lo que permite a algunos políticos prometer más a algunos sin tener que quitar a nadie, pero este modelo, tarde o temprano, colapsa. Por tanto, la clave está en la redistribución de los recursos limitados para conseguir una sociedad más equitativa. Para esto es básico un cambio en el modelo de desarrollo, pero no suficiente. Es indispensable combatir los paraísos fiscales, lo cual es imposible desde un solo Estado, pero la UE sí podría ser decisiva en acabar con esta piratería fiscal, que además de cobijar actividades ilícitas, sustrae recursos de las arcas públicas de nuestros Estados.

También es fundamental reformar el sistema financiero actual, en el que el Banco Central Europeo presta dinero a los Bancos privados a bajos tipos de interés para que luego éstos se lo presten a los Estados del sur a un interés mucho mayor. Esto funciona así porque se parte de la idea de que si el BCE financiara directamente a los Estados, estos derrocharían ese dinero barato, pero con los mecanismos de control del déficit público actuales esta excusa se ha evaporado. Debemos construir un sistema financiero europeo que sirva de apoyo a la economía real. No podemos caer en la autorregulación, porque esto supone la no regulación. Se debe regular el sistema financiero para evitar la irresponsabilidad de acumular inversiones en activos de alto riesgo, al considerar que en caso de fracaso serán rescatados. Una buena medida puede ser exigir un mayor ratio de capital en función del riesgo de las inversiones.

En definitiva, la política económica europea debe asegurar a la gente la posibilidad de desarrollarse vitalmente, combinando la equidad con la libertad individual para elegir el camino.

– Política social y empleo: Poco a poco, la UE se va dotando de herramientas para garantizar una igualdad de derechos laborales para los trabajadores en todos los Estados. Sin embargo, queda mucho por avanzar para conseguir una verdadera libertad de movimiento para trabajadores y, a la vez se conserve y desarrolle un sistema de protección social que tanto costó conseguir en el siglo XX. La lucha contra la pobreza debe ser una de las prioridades de la UE y para ello, establecer una Renta Básica europea, adaptada al poder adquisitivos de cada Estado, es fundamental. Ya existe una Iniciativa legislativa popular europea pidiendo su establecimiento y lucharemos para que el Parlamento la tome en consideración.

A propuesta del Partido Verde Europeo, el Parlamento aprobó la “Garantía juvenil”, que supone un mecanismo de protección europeo para garantizar empleo o formación a todos los jóvenes. Sin embargo, los presupuestos de la Unión han destinado pocos fondos a este fin, por lo que habrá que seguir luchando. También debemos exigir que las prácticas en empresas, que son un buen instrumento de inserción laboral, no sirvan a las empresas para sustituir a empleados remunerados.

– Inmigración: Los movimientos migratorios siempre han existido y seguirán existiendo. Debemos partir de esta idea para reconocer que ninguna valla va a frenar a las personas que huyen de su tierra por guerras o hambre. Por tanto, debemos preocuparnos por gestionar estos flujos, facilitando la regulación y garantizando los mismos derechos, porque ninguna persona es ilegal.

Si mejoramos la gestión de los movimientos migratorios podremos beneficiarnos de sus grandes ventajas, más en una Europa cada vez más envejecida. En la UE debe regir el principio de solidaridad, de forma interna, no dejando que la presión migratoria recaiga únicamente en los Estados frontera; y de forma externa, incrementando y mejorando la cooperación al desarrollo en aquellos países origen de la inmigración. También debemos dar las herramientas para ayudar a la integración de inmigrantes, pero no se debe ver esta integración como una imposición de nuestra cultura, sino como algo voluntario (exceptuando el respeto a los DDHH, que es algo innegociable).

– Transparencia y lobbys: El último día del seminario disfrutamos del original “Lobby Tour” que nos llevo por las sedes de los principales grupos de presión que pululan el Parlamento Europeo. Bruselas es, tras Washington, la segunda ciudad del mundo con más lobbistas. Esto da lugar a situaciones en las que determinadas normas acaban siendo elaboradas directamente por la industria afectada. Para atajar esto, el Partido Verde Europeo exige un mayor control, registrando cuál es la actividad diaria que realizan los lobbys. También es indispensable una legislación contra las “puertas giratorias”, que también se ha dado entre eurodiputados y comisarios, que han acabado trabajando para grandes empresas sujetas a regulación comunitaria. En definitiva, todo pasa por la Transparencia, que es el mejor remedio contra los abusos del poder.

Tras estos 4 días volví a Madrid cargado de ideas y propuestas sobre Europa, pero sobre todo, muy motivado para llevar estos mensajes a todas aquellas personas que hoy se sienten decepcionadas por la Política. Las soluciones para los problemas de nuestro sistema político pasan por más Política y por más Europa. El próximo 25 de mayo tendremos la ocasión de pronunciarnos sobre qué Europa queremos. Os espero!

4 días en el corazón de Europa (I)

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La semana pasada tuve la suerte de asistir a un seminario en Bruselas organizado por la Green European Foundation, fundación creada por el Partido Verde Europeo (al que pertenece EQUO) tras el fracaso de la Constitución Europea para crear una conciencia europea desde valores democráticos, la defensa de los DDHH y buscando un modelo económico sostenible. El objetivo del seminario era dar a conocer mejor las instituciones europeas, qué se decide en Europa y cuáles son las propuestas “verdes” a los retos europeos. Entre los ponentes, de un alto nivel, destacaron el eurodiputado belga Philippe Lamberts y la co-presidenta del Partido Verde Europeo Monica Frassoni.

Las próximas elecciones europeas serán clave para el futuro de nuestra sociedad. Con el Tratado de Lisboa, el Parlamento Europeo obtiene mayor poder al convertirse en colegislador en igualdad con el Consejo y ser decisivo para la elección del Presidente de la Comisión. La democracia en la UE es muy mejorable, pero no es menor que en los Estados. Si queremos una Europa más democrática es indispensable seguir aumentando las atribuciones del Parlamento, sobre todo ante el poder que están obteniendo órganos informales (Eurogrupo, Troika…) que no se someten al control de los ciudadanos ni del Parlamento. Pero también es necesario que nos impliquemos, decidiendo qué Europa queremos.

Europa es, quizás, el área geográfica con una mayor pluralidad de identidades y culturas. La UE no debe buscar la creación de una identidad europea, sino que debe defender y garantizar esa pluralidad. En este mundo cada vez más globalizado, se hace necesario buscar soluciones globales a problemas globales. Si no lo hace una institución democrática, corremos el riesgo de quedar al albor del poder no democrático de las multinacionales. Por tanto, la UE se convierte en un medio para dar una respuesta democrática a los grandes retos, pero debemos hacer pedagogía sobre lo que ocurre en Bruselas, porque sólo cuando una institución es entendida, se legitima. Para conseguir esa legitimación y luchar contra la alta abstención en las elecciones europeas, es necesario avanzar en la transparencia de las instituciones europeas. Esa transparencia es también indispensable para controlar el gran poder de los lobbys en Bruselas.

Ante la triple crisis a la que nos enfrentamos (económica, social y ecológica) y que está provocando el auge de nacionalismos y la violación de DDHH, la respuesta “verde” es más Democracia. Los problemas nunca se van a resolver con más fronteras. Apostamos por una Europa democrática, sostenible y solidaria. No se trata de simple retórica “buenista” sino de dar soluciones reales. Por ejemplo, ante el problema del desempleo, potenciar nuevas actividades económicas como la economía verde (energías renovables, tratamiento de residuos, agricultura ecológica…) que son más intensivas en mano de obra.

En el siguiente artículo comentaré con más detalle los temas sectoriales que tratamos en el seminario y que serán clave para el Partido Verde Europeo en los próximos meses, pero ya os adelanto, en contra de lo que algunos creen, que no discutimos sobre pájaros o plantas. Porque en el programa político “verde” lo primero son las personas y por tanto, garantizar el futuro de todas.

Yo voy a las #PrimariasEQUO

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Dicen que los jóvenes no nos implicamos en Política, que somos individualistas y no nos involucramos en mejorar nuestra sociedad. Es cierto que ha habido un gran distanciamiento respecto de los partidos (no sólo de los jóvenes), pero en el fondo estamos más preocupados que nunca por la Política, como queda demostrado en grandes movilizaciones pidiendo un cambio o en la indignación que se mueve en las redes sociales.

Se acercan las Elecciones Europeas, que serán clave para nuestro futuro, no sólo por el momento actual de crisis, sino también porque con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el Parlamento Europeo adquiere un mayor poder en la arquitectura europea. Tenemos la oportunidad de decidir qué Europa queremos.

Es el momento de dar un paso adelante, por eso he decidido presentarme a las Primarias de EQUO para ir en sus listas al Parlamento Europeo. Ya expliqué en un post anterior que estas Primarias no sólo son abiertas a la participación de cualquier persona mayor de 16 años, sino que además se realizan para elaborar la totalidad de la lista electoral. Por este motivo espero que seamos much@s jóvenes y no tan jóvenes los que nos presentemos, porque cuantas más opciones haya, mejor será el resultado final.

Me presento para sumar, desde mi visión de Europa y con mis ideas, en una candidatura que sirva para representar a una mayoría ciudadana que apuesta por Europa, pero otra Europa a la actual basada únicamente en el poder de los mercados. Queremos una Europa de los ciudadanos y creo sinceramente que la lista electoral de EQUO será la que mejor represente esa Europa. Será así fruto de estas primarias en las que cualquiera, sin necesidad de avales, puede presentarse y cualquiera puede decidir quién quiere que le represente en el Parlamento Europeo.

Recordad que si aún no lo habéis hecho, hasta el 12 de diciembre podéis inscribiros para poder votar en estas primarias en https://unete.partidoequo.es/primarias/

A continuación os dejo los datos que he remitido al Comité Electoral como presentación de mi candidatura:

PRESENTACIÓN PERSONAL Y RELACIÓN CON EQUO

Nací en Granada en 1984. Allí estudié las Licenciaturas en Derecho y en Administración y Dirección de Empresas. Cuando acabé mis estudios me trasladé a vivir a Madrid y empecé a trabajar en auditoría contable, puesto que sigo desempeñando en la actualidad. Aunque siempre me interesó la política, en un principio lo canalicé colaborando como voluntario de Intermon Oxfam, donde sigo siendo socio, al igual que de Aministía Internacional, Greenpeace y Médicos Sin Fronteras.

En septiembre de 2011 empecé a asistir a actos de Equo porque veía que era un proyecto muy cercano a mi visión política. Durante la campaña electoral colaboré en promocionar nuestras candidaturas, recoger avales y como apoderado en mi colegio electoral.

A principios de 2013, empujado por la grave situación política en que vivimos, decidí que debía dar un paso más y afiliarme a Equo. Desde entonces participo activamente en el grupo de Madrid Centro y en la Red Equo Joven, montando mesas informativas o asistiendo a eventos LGTB, por ejemplo, junto a compañer@s para dar a conocer nuestras propuestas. Además, en junio fui elegido miembro de la Comisión de Control Financiero y Administrativo de Equo, desde donde fiscalizamos las cuentas del partido.

MOTIVOS PARA PRESENTARTE

Aunque mi pertenencia a un partido es reciente, con 12 años ya estaba interesado en política desde valores progresistas. Recuerdo mi participación en manifestaciones contra leyes educativas o contra la guerra de Irak y los intensos debates con compañeros del colegio. Estudié un año en Finlandia y trabajé un verano en Escocia, lo que potenció mi visión europeísta.

Creo en una Europa federal, referente universal en defensa de los DDHH, solidaria dentro y fuera de sus fronteras y que apueste por un desarrollo sostenible.

Apuesto por una candidatura electoral plural, que prime lo colectivo frente a personalismos y donde los jóvenes nos veamos claramente representados.